Protagonista de mi historia

 

 

El día de hoy empezaré una serie de artículos donde les contaré (desde mi experiencia) sobre todos los artilugios que como escritores debemos pasar y superar en aras de vivir del hermoso y loable oficio de la escritura. 

 

 

Aunque muchos no consideran la escritura como una profesión, los que nos dedicamos con toda el alma a esta pasión que son las letras, sabemos que es, como cualquier otra, una profesión seria de la cuál podemos, (sin ninguna restricción etico - moral o de otra índole) hacer uso para vivir como lo haría cualquier profesional en el campo; un arquitecto, un profesor, un ingeniero, un abogado etc.. Una de tantas profesiones que son socialmente aceptadas y respetadas como decimos en mi país (Colombia) "con todas las de la ley". 

 

Les contaré las vicisitudes y detalles varios que he pasado desde hace un año, cuando decidí dejar mi profesión como docente de inglés en un colegio de un barrio popular de mi ciudad (Bogotá) hasta hoy en día en el que me encuentro próxima a publicar mi primer libro; un libro de treinta y un poemas que se ha convertido en el abrebocas de una carrera en la escritura que yo sin duda considero promisoria.

 

 

En primera instancia la primera pregunta que surgio en mí a la hora de decidir empezar con esta aventura fue;  ¿Estoy segura de esto?

 

Creo sin dudar, que es la primera pregunta que debería plantearse cualquier persona que decida dejar su "zona de confort", un sueldo básico, un empleo "fijo" ... en fin, todo lo que hasta ese momento haya construido y que muy seguramente conozca. 

 

En mi historia, después de haberlo pensado por meses, de estar "harta" de un trabajo que no satisfacía mis necesidades, de miles de cuestionamientos internos que me hacían sentir insatisfecha conmigo misma y una vida entera sin darle a las letras el protagonismo que se merecían, llegue a la conclusión que nunca había estado tan segura de algo en mi vida y que definitivamente iba a ser " yo misma" quien escribiera un nuevo capítulo de esta espectacular aventura.  

 

Aunque como en todo relato, "no todo es lo que parece", por supuesto que detrás de bambalinas durante los primeros meses de tomada la "gran" desición, tuve algunas dudas, ¿Cómo empiezo? ¿Qué hago ahora? ¿Tome la mejor desición? etc... En realidad, si mal no recuerdo, muchas se podría decir. 

 

Sin embargo y a pesar de todas las maneras en que me hubiera podido autosabotear frente a la nueva siituación que me asomaba en la ventana, me aventure, decidí dejar que las dudas y el miedo me acompañaran en el camino ( igual habían estado y seguirían estando presentes durante toda mi vida) y no por esas dejaría de soñar, de darme permiso y de creer que era posible. 

 

 

De ahí en adelante como en toda novela o cuento, la historia iría tomando rumbos diversos, nuevos personajes  y el sabor inconfundible que solo una buena historia tiene, de igual forma surgirian nuevos conflictos y descenlaces fascinantes, un sin fín de emociones varias que aún me tienen aquí; en esta montaña rusa que es la vida misma, un imparable encuentro conmigo misma y en la constante busqueda del oro al final del arcoiris. 

 

Quédense conmigo y durante varios artículos como este, les estaré contando paso a paso la travesía que hasta el momento recorro en la misión personal de dar a conocer mis letras , seguir mi corazón, cumplir con mi próposito en la vida y  ¿Porque no?  vivir tranquilamente del mejor oficio del mundo; la escritura. 

 

 

 

¿ Qué quieres, como lo quieres y como vas a lograrlo?

 

A la mayoría de nosotros cuando tenemos una idea, el deseo ferviente de hacerlo realidad nos lleva a sucumbir ante la emoción que nos genera dicha situación y la ansiedad de verlo realizado lo más pronto posible. Por eso es algo muy común, en este ir y venir de posibilidades, dejar de lado puntos claves que nos permitan llevar a buen término el proyecto en mente y muy posiblemente terminar declinando en medio de la escalada de esta montaña que al principio veremos como un gran gigante. 

 

Como lo haría un buen escalador, debemos proveernos de herramientas que nos permitan sostenernos durantes las fuertes tormentas, la falta de oxigeno o el sol inclemente, entre otros factores; herramientas que podrán salvarnos la vida y permitirnos  llegar a salvo y con exito a la tan anhelada cima. 

 

Como en esta analogía, la vida del escritor y de cualquier profesional debe estar soportada por un proyecto (herramienta) que le permita subir paso a paso los escalones que se requieren para cumplir finalmente con el objetivo propuesto. 

 

Mi experiencia como la de muchos de ustedes posiblemente, no fue precisamente en el orden que debía y por esta razón, aunque no terminé declinando a la mitad del camino, si recorrí más de lo que con la ayuda de un proyecto claro y conciso hubiera hecho mucho mejor y en menos tiempo. 

 

A mediados de 2019 terminé como les había contado anteriormente con mi labor como docente e inicié mi camino para convertirme en una escritora profesional, durante ese año, me dediqué a crear material literario entre otras cosas como artículos y mi página de facebook; Pezuñas y Rosas.  Fúe una experiencia muy agradable que en definitiva me ayudó a tomarme confianza en aras de continuar con el recorrido de lo que yo consideraba en ese momento la primera fase de mi proceso. 

 

Sin embargo la falta de organización y el exceso de emociones en el camino me hicieron cuestionarme en varias ocasiones la finalidad de mi proyecto y la posibilidad de que este no se llevara a buen termino. Una persona muy allegada a mí me comento que la confusión claramente se debía a la falta de un proyecto organizado que me permitiera visualizar mas claramente esa primera cima (objetivo) que algunos meses atrás me había propuesto. 

 

 

¿Un proyecto para todo? 

 

En el trayecto de esa "primera fase" tuve que hacer y rehacer muchos puntos, dado que en realidad no tenía claridad de fechas, actividades a realizar, tareas pendientes, tareas realizadas, amenazas o dificultades, público, etc... cosas que en general no sabía o pensaba se debían tener en cuenta a la hora de cumplir con un objetivo deseado cuando a un negocio se refiere. 

 

Cuando alguien decide iniciar un negocio, lo primero que hace es pensar en algo que le llame la atención y luego conseguir el capital suficiente para llevar a cabo la compra de los productos, el alquiler del lugar, la adquisición de paginas web, pago de publicidad, empleados o ayudantes etc... y deja de lado generalmente el conocimiento del negocio en sí y los demás detalles que enuncie anteriormente, lo cúal posiblemente lo lleve a escoger de forma inadecuada, los espacios, productos, costos, etc...

 

En este escenario pueden suceder dos cosas; la primera de ellas que la persona pierda la motivación al no conseguir lo que había imaginado y termine por cerrar el negocio, cambiar de enfoque, repitiendo una y otra vez intentos fallidos que le harán perder de vista el objeto inicial de su deseo ( lo que lo mueve o motiva para ser financiera y personalmente autosuficiente) o por otro lado, continuar " batallando" con el negocio actual, perdiendo capital, tiempo, y sintiendo que su esfuerzo no esta siendo adecuadamente remunerado. En ambos casos vendrá la frustación y la perdida de tiempo valioso, situación que se hubiera evitado con la construcción inicial de un proyecto donde todos estos puntos estuvieran claros desde el principio. 

 

Quiero aclarar que la construcción de un proyecto no asegura la culminación exitosa del objetivo u objetivos planteados, en este caso existen otros factores determinantes que permitirían que este se lleve a cabo, como la disciplina, la formación constante, la autoretroalimentación, el talento nato y una adecuada curva de aprendizaje que será estrictamente necesaria para descartar factores irrelevantes en el camino y de esta forma poder enfocarse en lo que realmente importa. 

 

Dicho esto, llegue a la sabia conclusión de que en la vida del escritor como en la vida misma, la elaboración de un proyecto organizado donde la meta final sea previamente alimentada por el "paso a paso", (un proceso necesario para absolutamente todo en la vida), es tan necesaria como el proyecto en sí mismo, tener una idea no garantiza al creador un desarrollo adecuado y óptimo que le lleve a ser exitoso(a), si fuera así, todos los que hemos tenido una idea alguna vez en la vida seriamos ampliamente conocidos por ella y posiblemente viviriamos tranquilamente de esa idea que emanó majestuodamente de nuestro " talento natural". 

 

El talento solo es una parte del proceso y esta premisa es algo que todo escritor deberia tener claro, la clase de escritor que desea vivir del oficio, monetizarlo a corto y largo plazo y considerarse a sí mismo como escritor profesional. Will Smith el actor estadounidense de las sagas super famosas de los hombres de negro entre muchas otras películas y conocido por muchos de nosotros por su exito internacional dice; "No existe una manera fácil, no importa cuan talentoso seas, tu talento te va a fallar si no lo desarrollas. Si no estudias, si no trabajas duro, si no te dedicas a ser mejor cada día", lo cúal nos lleva nuevamente al mismo punto de partida, la necesidad de un proyecto bien desarrollado donde como escritor o profesional tengas claridad del tiempo a dedicar a cada uno de estos factores; el nicho en el cúal se encuentra tu producto, los posibles inconvenientes que se pueden presentar en el camino, y el desarrollo organizado de las tareas propuestas para lograrlo, entre otros. 

 

En mi experiencia y aunque no lo desarrolle desde el inicio y este factor me ayudó a ser mas consciente de la necesidad imperiosa de crear y organizar mi proyecto de escritura, la mejor forma de no desanimarte en el camino cuando las obvias e ineludibles dificultades se presenten, es tener claro que quieres, como lo quieres y como vas a lograrlo.

 

 

 

Revolviendo entrañas

 

En el camino hacia la publicación de mi primer libro, fueron muchas las preguntas que saltaron a la vista mientras pensaba si sería o no la mejor idea dejar el trabajo actual y lanzarme con toda hacia el cumplimento de lo que para entonces parecía solo un sueño. 

 

A lo largo de este artículo les contaré como aproveché el miedo y la  falta de experiencia para empoderarme y tomar las riendas de lo que en mi  cabeza apenas se alcanzaba a ver como una débil sombra. 

 

Por supuesto que iniciar con un proyecto nuevo genera incertidumbre y nos pone sin miramientos fuera de la "famosamente" llamada zona de confort; esa zona en la que muchos de nosotros habíamos pasado años y que es casi siempre, tan difícil de abandonar. 

 

Yo inicie de lleno con la escritura en el momento en que se me presentó la oportunidad de dejar la docencia y fue ahí entonces, cuando pude dedicarme del todo al oficio, salvo los momentos en que me dedicó a mi casa o los que paso con mi familia; mi compañero de vida; Cesar y mis siete hermosos perritos, puedo dedicarme de lleno a diferentes aspectos relacionados directamente con el oficio. Sé también que esta es una situación atípica que no se le presenta a todo el mundo y muy posiblemente ese sea tu caso. 

 

Tal vez estés pensando que lo más difícil a la hora de decidirte a realizar el oficio que te gusta o a darle rienda suelta a ese negocio que siempre has querido tener es el factor tiempo, que aunque es muy importante y definitivo, es superado ampliamente por (en mi concepto) lo más complicado de dejar de lado; el miedo.

 

 

Normalmente y como regla general, antes de comenzar con algo nuevo esperamos a que el camino se nos acomode de tal modo que podamos emprender nuestra idea, negocio, proyecto, sin prácticamente ningún problema. Convencidos de que es la mejor forma de accionar siguiendo la tradición y como dice  el viejo refrán "más vale pájaro en mano que cien volando" nos aferramos a lo que tenemos en el momento, esperando que "algún día" ocurra el milagro y podamos de algún modo, dedicarnos a eso que tanto nos gusta. 

 

Déjenme decirles que como ya lo han dicho otros antes que yo (por supuesto), el camino jamás estará del todo como nosotros esperamos, habrán momentos en que las circunstancias nos favorezcan un poco más (como fue mi caso) y podamos dar el salto con un poco de apoyo, o como en otros, tendremos que decidirnos a saltar sin paracaídas confiando en que la vida se encargara del resto.

En ambos casos deberemos aprender a convivir con el miedo y volverlo nuestro aliado, nuestra máquina de empuje, una especie de motor que nos lleve a escapar de situaciones insostenibles o atravesarlo valientemente cuando sea necesario. 

 

Y es así, desde mi experiencia y de la de muchos de los emprendedores que he conocido en este camino sé, que el esperar solo aumentará las probabilidades de que nunca ocurra el tan anhelado suceso y el miedo en vez de ayudarnos, se convierta en nuestro peor enemigo, dejándonos por el contrario desmotivados y convencidos de que solo es un sueño que en definitiva no vale la pena y costará mucho seguir.  

 

Y entonces, ¿Qué hacer si quiero hacer realidad mi sueño pero tengo miedo de iniciar y total falta de experiencia? 

 

En mi caso fue así, cuando comencé ( hace poco más de un año) tenía mucho miedo de dar ese primer paso, a pesar de que mi situación no era crítica y tenía algo de experiencia lograda en el oficio, el hecho de que comencé a escribir desde que tenía alrededor de diez años y el resto del tiempo había estado desarrollando otras actividades ligadas a la carrera profesional que estudié; dictando clases de inglés y español en colegios de la ciudad de Bogotá y años atrás en trabajos varios que mal que bien me habían llevado a aprender el manejo de las tecnologías y el discurso y ya había adquirido ciertas capacidades que podía poner en practica al iniciar con la elaboración de mi personal Project, sentí lo que para muchos es familiar antes de poder si quiera ver realizable su sueño, miedo.

 

La falta de experiencia incremento la experiencia de miedo, pero hoy puedo decirles que creo firmemente que nos puede servir mucho a la hora de emprender, siempre y cuando estemos en la fase inicial donde organizo y creo un proyecto enfocándome en el cumplimiento de los objetivos del mismo y no me aventuro de forma imprudente hacia un mundo que “aparentemente” me es totalmente desconocido.

 

Me explico, a mí por ejemplo, inicialmente me llevo a buscar en libros, blogs, documentales, películas, series, en fin, cualquier cosa donde pudiera volver a conectarme de nuevo con la escritura, llevaba años escribiendo en libretas y hojas sueltas en apenas algunas horas al mes y cuando me quedaba algo de energía o tiempo “libre” para hacerlo. No había olvidado el oficio pero estaba realmente “oxidada” y la necesidad me llevo a aprender nuevos procesos que me permitieron aprender técnicas que ni siquiera conocía y que ayudaron mucho para mejorar mi nivel de escritura, para lograr una mejor redacción, mejorar mi ortografía y obtener una mejor calidad en el discurso.

 

Como ya lo había mencionado en un artículo anterior, empecé por casi el último de los pasos y aunque lo ideal hubiera sido tener un proyecto organizado y empezar por las bases desde el inicio, la falta de experiencia emprendiendo me permitió además darme cuenta de que debía empaparme no solo en lo referente a mi área de trabajo sino en cuestiones “simples” desde cómo crear un objetivo hasta como vender mi idea al público.

 

Creo que no es errado decidirse a emprender a pesar de la falta de experiencia o de los años que llevemos sin realizar dicha labor, lo importante es tener claro que si no somos prudentes podemos estrellarnos varias veces con consecuencias nefastas y estar dispuestos a asumir lo que de estas se delegue. A veces creemos que hasta que no seamos “expertos” no podremos iniciar y dejamos entonces pasar años y años hasta que ya al mirar hacia atrás, hayamos perdido la motivación y la entrega que posiblemente en lo que yo llamo “el gran momento”, ese instante en que decides que te lanzaras del avión, esperando gratamente disfrutar de la experiencia y por supuesto que en el momento propicio se abra el paracaídas, teníamos a montones.

 

 

El miedo se nos seguirá presentando de muchas formas a la hora de emprender, y les mostraré algunas en que como escritora se me ha presentado y cómo he lidiado con él, de acuerdo a mi experiencia y a la de otros emprendedores con este factor que es determinante en cada paso de nuestra vida.

 

Para muchos escritores, (y si hay algún escritor leyendo en este momento no me dejara mentir), la escritura es casi sagrada, un don dado por dios o por alguna entidad divina que no debería (según ellos) ser usada para fines lucrativos.

 

¡Imagínense! Ser escritor como cualquier otro oficio de este maravilloso mundo es inconcebible para muchos de nuestros compañeros que ven a la escritura como un hobbie para ratos libres o como el desahogo del alma, que aunque muy cierto, en ambos casos limita ampliamente todo lo que se puede realizar con esta magnífica labor.

 

A continuación enumeraré algunos miedos comunes en lo que a mi oficio se refiere pero que muy seguramente se acercarán bastante a esos que se presentan cuando una persona decide tomar las riendas de su vida y emprender con lo que verdaderamente le mueve la entraña.

 

1.    El miedo al fracaso

 

El rey por excelencia. Es la primera instancia del miedo, donde lo primero que se nos viene a la mente es la posibilidad latente de que todo salga mal y fracasemos inevitablemente. Es un miedo que por supuesto yo sentí al inicio y que en muchas ocasiones (siendo sincera) aparece vagamente tratando de apoderase del terreno ganado.

 

No les voy a decir que tengo el remedio para que el miedo al fracaso desaparezca, solo puedo decirles que si aprender a convivir con él y a mirarlo con respeto sin temerle, él te enseñara que el verdadero fracaso solo se hace presente cuando no te mueves hacia ningún lugar, cuando no haces nada, cuando decides por consenso personal bajar los brazos y rendirte.

De otro modo poco a poco ira haciendo menos fuerte y visible y aunque posiblemente aparezca de vez en cuando, mientras te estés moviendo, el encuentro no durara mucho, dado que este "muchacho" se marea con facilidad y disgusta de las personas perseverantes.

 

2.    El miedo a la carencia económica

 

Un miedo que es más que común entre todos nosotros y seguramente el que podría perfectamente llevarse el podio. Hoy en día trabajamos no solo para ocuparnos en alguna labor que nos guste o nos beneficie de algún modo, sino que es imperante el hacerlo si queremos mantener el status quo, un modo de vida “tradicional” que nos permita cubrir nuestras necesidades y aspirar a una mejor calidad de vida.

 

La forma más sencilla en la que puedes enfrentarte a este miedo es elaborar una estrategia que te permita (si eres como la mayoría) y no te lanzarás al abismo esperando que pase lo que tenga que pasar, continuar (si así lo deseas) trabajando en tu labor actual pero incluir tu nuevo proyecto dentro de tu rutina diaria, empezando por una o dos horas diarias en las que obviamente tendrás que esforzarte al máximo para lograr tu cometido.

 

Por ejemplo, luego de tu trabajo y en el momento que consideres más apropiado para ti, empezar a desarrollar tu idea poco a poco hasta lograr darle forma y poder aventurarte del todo a emprender en tu proyecto, tiempo en el cual podrás además formarte a través de cursos, talleres gratuitos o pagos, interacción con el contexto de tu negocio o emprendimiento, entre otros.

 

No será una labor fácil y por eso deberás estar seguro(a) de que es eso realmente lo que quieres hacer y a lo que le dedicaras parte importante de tu vida para que se haga posible.   

 

3.    El miedo al que dirán los demás de mí

 

Muy común también entre las personas que como yo, jamás se han aventurado fuera de su zona de confort (ser empleados) y tener simplemente que cumplir con las tareas asignadas para esperar la retribución (salario) a mediados o a finales del mes.

 

Cuando inicias a emprender, es posible que muchas de las personas que te rodean no entiendan porque dejarás un trabajo estable con una “buena” paga y te dedicarás a ser… escritora por ejemplo, oficio que muchos ni siquiera consideran una profesión. En mi caso personal he tenido la suerte de contar con el apoyo de mi familia y amigos, un pequeño círculo de personas que han elogiado mi trabajo y me han impulsado con sus buenos deseos a continuar con el mismo, pero no siempre será así, y es ahí cuando debes estar dispuesto a entender que no es tu deber u obligación cumplir con las expectativas de los demás, no importa quienes sean o lo importantes que sean en tu vida, entender que la gente siempre hablara y mostrará su desacuerdo frente a las situaciones que no le parezcan relevantes o transcendentes y no por eso, vas a dejar tu sueño de lado y dedicarte a vivir la vida que “otros” quieren que tú vivas.

 

Simple, el miedo al qué dirán se contrarresta llenándote de amor propio y amor por lo que haces, dos armas infalibles que harán que este amigo indeseable huya despavorido.

 

 

4.    El miedo a;  no soy tan buena como creo serlo

 

Un punto bastante crítico en lo que a los artistas se refiere y es que somos personas extremadamente sensibles y desafortunadamente a veces carecemos de la suficiente fe y autoestima como para darnos cuenta por nosotros mismos que tenemos el talento y las ganas como para darnos el permiso de soñar en grande.

 

Tendemos a hacer comparaciones con los grandes “eruditos” de la literatura, comparamos nuestra forma de escribir, de crear, de entender el mundo, siempre tratando de encajar en alguna de las miles de maneras en que ellos se han desarrollado en los diferentes ámbitos que el arte y la literatura permiten.

 

Groso error, desde mi punto de vista.

 

Un miedo que es ampliamente infundado por los parámetros de una sociedad que nos enseña que darnos "palmaditas" en la espalda no está bien visto y en la mayoría de los casos, nos hace ver como personas soberbias o engreídas incapaces de ver nuestros propios errores y viendo como dicen en Colombia " por encima del hombro", y es que es muy diferente entender que eres bueno(a) en lo que haces y a la vez ser consciente que aunque lo eres no será suficiente sino trabajas, aprendes y te retroalimentas a la vez.

 

 

5.    El miedo a: Soy demasiado buena

 

Este es el complemento del ítem anterior, cuando sientes que te esfuerzas lo suficiente y mejoras, también existirá esa voz en tu cabeza

(Que generalmente es la tuya) la que te diga constantemente que estas siendo soberbio y te haga bajar la cabeza y minimizar tu trabajo, de la misma forma en que lo hacías cuando creías que no lo eras.

 

 

 

En conclusión, en el camino hacia tu sueño, deberás pasar inevitablemente por ese terremoto que te mueva las entrañas para que a pesar del miedo y la falta de experiencia te decidas a dar sin titubeos, ese primer paso entendiendo que eres tú y solamente tú quien construye el camino a seguir y se pone las piedras en el mismo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿ Por qué decidí dejar de publicar partes de mi novela? 

 

Antes de empezar a contarles el motivo por el cuál dejé de publicar en mis redes sociales y mostrarles a mis lectores el avance de mi novela, que en su momento se llamaba Pezuñas y Rosas, quiero ponerlos un poco en contexto. 

 

Durante el segundo semestre del año 2019 y alentada por el tiempo y la nuevas condiciones de trabajo con las que contaba, empecé nuevamente a escribir "en forma" como se dice en mi país, ósea; escribir todos los días sin pausa para lograr terminar por fin "mi sueño" culminar con éxito mi primera novela y ansiosa por que esto ocurriera lo más pronto posible, inicié con la tercera versión de esta, si tal como lo leen, el tercer intento, ya saben que dicen, "la tercera es la vencida", ¿Será? 

 

A inicios del año 2018, me aventuro a escribir una novela, nunca antes había pensado en esa posibilidad o intentado si quiera escribir una historia de más de dos páginas, entonces como es normal en mí y después de pensarlo algunos días, decido dar comienzo al proyecto esperando el mejor de los resultados y esperanzada en que pronto terminaría la magnífica historia. 

 

Como se podrán imaginar a estas alturas, el proceso de escribir la novela no fue para nada como yo lo había imaginado, no fue ni fácil ni mucho menos rápido.

 

Llevada por un temática que me llamaba mucho la atención en ese momento, empiezo a escribir sobre una mujer joven que sufre de esquizofrenia y que como lo he imaginado muchas veces en mi "vida real" se encuentra atrapada entre lo que cree saber y ver y lo que las otras personas le dicen; una historia que me llenó de emoción y de optimismo hasta el momento en que me quedé sin ideas y no supe a donde más llevar a esta pobre chica en apuros. 

 

La idea era excelente y sin duda pude haber sacado todo su potencial a la luz pero como a muchos otros escritores les habrá pasado en el camino, me dejé deslumbrar por la escritura automática y las ideas que iban y venían de mi mente sin buscar realmente darle una trama, un conflicto, personajes sólidos y un final de infarto, todos estos conceptos tan importantes a la hora de construir una historia. 

 

El segundo intento fue mas corto aún, en un intento desesperado por sacar a esta pobre chica del lodo para continuar su travesía, di un giro de ciento ochenta grados que me llevó a replantearme sobre la verosimilitud del contenido, los pobres personajes que había creado alrededor de la protagonista y lo poco que en realidad conocía a esta chica que hace ya un tiempo, yo misma había traído a la vida. Decidí entonces guiarla por otro camino, un nuevo mundo que creé basada en ese momento, en algunas filosofías de vida que siempre me habían llamado la atención y que eran parte muy importante de mi diario vivir. 

 

De este modo, la lleve a un viaje espiritual profundo donde acompañada de un hermoso animal semejante a mi perrita Azabache, quién había muerto unos meses atrás, ella debería estar dispuesta a pasar por una serie de pruebas, muy similar a los círculos del infierno de Dante, otra historia que desde muy joven captó en demasía mi atención y como era de esperarse, saltó a la vista en un momento donde no encontraba el rumbo. Una historia muy interesante y que en definitiva es algo que aún llama mucho mi atención pero que al igual que en mi primer intento de narrativa, se quedó sin aire "sin tinta" por los mismos motivos.   

 

Y para ir directo al grano, ¿Por qué decido dejar de publicar los capítulos de mi tercer intento de novela? 

 

Bueno esa es otra historia. Los que han estado siguiendo de cerca mis escritos recordarán que en diversas ocasiones subí contenido inédito de los sesenta y cinco capítulos que hasta el mes de marzo de este año tenía escritos de mi novela, a la cuál a diferencia de mis otros "hijos no nacidos" le di un nombre; Pezuñas y Rosas, el mismo nombre que escogí en su momento llevaría mi página de fans. 

 

Algo que en primera instancia no creí un problema y que le dio a la historia un poco más de seriedad y de forma. Ya no era solo yo la que leería capítulo a capítulo la travesía del protagonista y los demás personajes, sino que ahora, ellos y sus vidas serían reveladas del todo a través de las redes sociales donde cientos, miles de personas podrían tener acceso sin restricción alguna a esta maravillosa historia, cosa que me lleno de temor pero al mismo tiempo me dio la motivación suficiente para continuar el proceso.  

 

Después de eso, y mirando objetivamente el panorama, me di cuenta de que efectivamente el publicar fragmentos o capítulos completos fue algo que acercó a mis lectores a una forma de narrativa que yo había estado explorando por años pero que sin duda alguna me distraía puntualmente del ejercicio de escribir conscientemente como yo he decidido llamarle. 

 

En esa búsqueda de cierta aprobación perdí el enfoque que la formación y la lectura previa te permite, dejándome llevar por el hecho de que en poco tiempo logre completar sesenta y cinco páginas y más de veintinueve capítulos, los cuales sin dudar subí y compartí en un blog público llamado me gusta escribir. Muchas personas leyeron la historia o al menos ingresaron para "echar un vistazo", mas de doscientas cincuenta vistas y alrededor de quince comentarios, me hicieron mantenerme firme en mi deseo personal de seguir compartiendo la obra, sin embargo y como era de esperarse sucedió lo inevitable y con el paso del tiempo, me di cuenta que a la historia le estaba faltando algo y que muy seguramente sería necesario hacer algunos cambios. 

 

¡CAMBIO! la palabra clave en la vida, esa palabra a la que muchos le huyen y corren despavoridos ante su severa presencia. Sí, un cambio en demasía necesario para continuar de la mejor manera con la aventura de escribir, terminar y publicar mi primera novela, y de esta manera y no otra, parir con dolor y júbilo ese nuevo hijo que estaba ansioso por salir a la luz. 

 

Después de todo ese largo proceso, decido ¡Por fin! empezar a hacer las cosas al derecho, primero ponerme los calzones y después el pantalón, porque ese es realmente el problema, que muchos de nosotros por el afán de hacer las cosas las hacemos al revés, aun siendo conscientes de que los resultados no serán los esperados, estando ahí sentados ansiando a que algún especie de milagro ocurra y terminemos la novela y además, esta sea una obra maestra con todas las de la ley. 

 

Pues... les cuento señores, señoras, señoritas, niños y niñas que muy posiblemente tendrán que pasar no por uno, dos, cuatro o cinco intentos para completar esa obra que les hierve desde las entrañas, sino que además muy probablemente como me pasó a mí, tendrán que acostumbrarse al cambio, porque así son las historias como la vida misma, cambiantes, fluctuantes y en demasía inesperadas. 

 

Entonces habiéndolo dicho casi todo, puedo decirles con toda seguridad que no es recomendable (desde mi personal y escueto punto de vista) el estar compartiendo de forma pública tu obra por partes o capítulos si esta aún no ha sido terminada, ya que muy seguramente en muchos momentos te verás obligado a cambiarle el argumento, los personajes, la trama principal, replantearte el camino que esta tomando, tomarte un descanso, releerla, desecharla, empezar de cero etc... y MUY pero MUY importante, hacerlo en orden. 

 

 

 

 

 

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